jueves, 4 de julio de 2013

MI DECARACION DE INDEPENDENCIA

 


Tantas noches de insomnio le habían servido para hacer balance de su vida. Descubrió cosas que no le gustaban, otras que la habían hecho feliz. Llegó a la conclusión, que una parte de su existencia había vivido a través de otros, y eso le molestó.

Así que dedicó las noches, en las que el tiempo parecía detenerse, en redactar su declaración de independencia. Comenzaba así:

Mañana, regalaré sonrisas a quien quiera recibirlas.

Mañana, jugaré con los niños y escucharé a los ancianos, aprendiendo de la inocencia y de la sabiduría que dan los años.

Mañana, dejaré que la lluvia empape mi cuerpo, y la sentiré como un regalo.

Mañana, olvidaré los nombres y los rostros de los que tratan de manipularme con palabras falsas, amores egoístas y promesas incumplidas.

Mañana, comeré helados, chocolate, dulces, sin preocuparme por las calorías.

Mañana, bailaré y cantaré, aunque lo haga mal, porque no soy perfecta y así me gusto, así me quiero.

Mañana, sólo mañana, haré todo lo que me han prohibido para sentirme viva.

Mañana…es hoy. Así que comienzo a vivir y a ser feliz.

Firmó y le puso fecha. Se levantó despacio y se marchó en busca del sol, al que le faltaban pocas horas para salir.

Un hombre lee una carta al lado de una cama vacía. Sonríe y llora mientras cierra la puerta de la habitación destinada a enfermos mentales.